martes, 12 de octubre de 2010

Mucha gente me repite que moverse por Madrid en bici es jugarse la vida. Tienen razón. Lo que no saben es que esa es la mejor parte de todas. No me considero un temerario, pero no puedo explicar por qué razón acelero cuando debería frenar o me cuelo entre coches rozando sus guardabarros con mis rodillas. Esa media hora que tardo en curzarme la ciudad de lado a lado son la mejor parte del día. No es felicidad, es sólo un momento fuera de esa otra realidad. Y me he convertido en un adicto.

Ayer descubrí este video.





Me imagino lo que deben sentir cada uno de estos tipos en ese minuto que dura su viaje hacia la nada, mientras sus cuerpos alados descienden rozando las rocas a doscientos kilómetros por hora. Si tuviera la oportunidad... tan sólo una vez...

1 comentario:

  1. Y meses después, contesto:

    Sí, ya sé que debería ir por la calzada, pero los coches me matarían. Y es que, como dijo Stan Smith: no vivimos en Deberialandia... ahh, Deberialandia, donde los jóvenes obedientes pasearían por el boulevard deberil, y el equipo del instituto Deberialandia se llevaría una buena paliza de sus rivales, el politécnico 'Ponte las pilas'.

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